Simone de Beauvoir : una oda al feminismo
Infancia de Simone de Beauvoir
La pequeña Simone
La pequeña Simone
Simone Lucie Ernestine
Marie Bertrand de Beauvoir nace el 9 de enero de 1908, en París, en el seno de
la burguesía, en el bulevar Raspail . Hija de Georges Bertrand de Beauvoir, que
trabajó un tiempo como abogado y era un actor aficionado, y de Françoise
Brasseur, una mujer profundamente religiosa. Ella y su hermana pequeña Heléne (Poupette)
con quien mantuvo siempre una estrecha relación, fueron educadas en colegios
católicos. Fue escolarizada desde los cinco años en el Cours Désir, donde
solía enviarse a las hijas de familias burguesas. Su hermana menor, la siguió
dos años más tarde.
Desde su niñez, De Beauvoir destacó por sus habilidades intelectuales,
que hicieron que acabase cada año primera de su clase. Compartía brillantez
escolar con Elizabeth Lacoin (llamada Zaza en la autobiografía de De Beauvoir),
que se convirtió rápidamente en su mejor amiga. Simone , su madre y Heléne
Durante su adolescencia, se rebelaría contra la fe familiar
declarándose atea y considerando que la
religión era una manera de subyugar al ser humano.
Después de la Primera Guerra Mundial, su abuelo materno, Gustave
Brasseur, entonces presidente del Banco de la Meuse, presentó la quiebra, lo
que precipitó a toda la familia en el deshonor y la vergüenza. Como
consecuencia de esta ruina familiar, los padres de Simone se vieron obligados a
abandonar la residencia señorial del bulevar Raspail y a trasladarse a un
apartamento oscuro, situado en un quinto piso sin ascensor en la calle de
Rennes. Georges de Beauvoir, que había planeado vivir con el dinero de su
esposa y de su familia, vio sus planes defraudados. La culpa que sintió
entonces Françoise no la abandonó nunca a lo largo de su vida y la dote
desaparecida se convirtió en una vergüenza familiar.
La pequeña Simone sufrió de la situación, y vio cómo las relaciones
entre sus padres se deterioraban lentamente.
Toda la infancia de nuestra protagonista se vería marcada por el hecho
de haber nacido mujer: su progenitor no le
escondió el hecho de que hubiese deseado un hijo, con el sueño de que hubiese
cursado estudios en la prestigiosa Escuela Politécnica de París. Muchas veces
le comentó a Simone: «Tienes un cerebro de hombre» de Beauvoir, Simone
(1959). Silvina Bullrich, ed.
Memorias de una joven formal (1967 edición). Apasionado por el teatro,
que practicaba como aficionado, compartía este gusto con su esposa y sus hijas,
junto con su amor por la literatura. Georges de Beauvoir le indicó a menudo a
Simone que, para él «el oficio más bonito es el de escritor». Con su esposa,
compartía la convicción de que, dada la mediocre condición económica en la que
se hallaba la familia, la única esperanza de mejora social para sus dos hijas
eran los estudios.
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